miércoles, 3 de febrero de 2010

Vilma

Así como algún día leí Abzurdah y Cielo Latini empezó su historia a partir de su nombre, a mí también me parece apropiado. Ojalá tuviera una historia tan interesante como ella, ojalá tuviera lo mismo que contar en cuanto a mí nombre. Siempre sufrí burlas por llamarme Vilma, en el jardín los nenes no entendían cómo era mi nombre y ese era el motivo de dicha burla; en la primaria me decían picapiedra; en la secundaria ahora simplemente se ríen un poco cuando descubren cómo me llamo. Sin embargo, no tiene sentido alguno. Nunca me sentí especial, nunca me consideré distinta. No tengo una historia apasionante, no tengo grandes problemas familiares (verdaderamente mis papás son maravillosos y mis hermanas son perfectas), nunca me enamoré por lo que no tengo historias de amor para contar, no viví aventuras tan interesantes como para que sean dignas de ser escritas. Mi nombre no refleja mi vida en lo más mínimo, y sin embargo, lo llevo a todos lados a dónde voy.

Envidio los blogs llenos de historias interesantes, de anécdotas, de amores y desamores. Envidio quienes cada día tienen algo nuevo para contar, envidio el hecho de tener historias que a otros les interesa leer. Sin embargo, soy feliz. Con ésta vida rutinaria y éste nombre tan especial. Porque a pesar de todo, y acá voy a descubrirlo, seguramente tenga algo para contar. Bienvenidos, ésta es mi historia. O mi falta de historia.