martes, 27 de abril de 2010

Contate otro

Es una entrada muy mal escrita la que hice, así que a pesar de ya haber publicado, borro y escribo de vuelta.

Estoy muy dependiente de Ulises, a pesar de que lo borré del msn lo busco en el chat de facebook para saber si está conectado y a partir de ahí, si es que está, paso de estado "conectado" a "no conectado" y de vuelta "conectado" para que le sale mi ventana en su msn y me hable. No sirve para nada. Además lo hago aún sabiendo que si me habla, no voy a contestarle.

No sé más que hacer. Siento que la situación se me está yendo de las manos. No lo veo nunca, y prometo que eso en vez de ser un factor positivo, hace que cada vez me resulte más difícil olvidarme. Lo tengo rebotando en la cabeza las 24 hs., de a ratos me desconcentro en clase y me empiezo a preguntar qué hubiera pasado si en vez de decirle alfa le decía beta, o imagino hipotéticas situaciones futuras en las que me lo encuentro por la calle, o él me viene a buscar en mi casa desesperadamente, o en un brote psicótico le estampo un beso cuando entro en la mitad de una clase suya de geografía, aunque vayamos a colegios diferentes.

Después vuelvo y avanzamos como tres párrafos sobre física cuántica y ya no puedo engancharme. "Ya fue, sigo". Y me sigo destruyendo la cabeza, y creando más sueños, más expectativas, para un rato después caer y decirme: Vilma, querida, nada de eso va a pasar.

Lo odio, lo odio porque él logró su cometido o al menos nada de lo que me pasa le afecta; lo odio porque esa noche empecé ilusionada, después me desilusioné cuando Male me dijo que no quería estar conmigo, después volví a ilusionarme cuando después de la primera charla me hicieron saber que dijo que iba a estar conmigo, y por último cuando me acerqué a hablarle por segunda y última vez me llenó en dudas; lo odio porque me tiene a sus pies; lo odio porque se hace en inocente e ingenuo y creo que bien sabe cómo hacer para tenerme ahí y además se aprovecha de eso.

Y además, además de todo: lo odio porque no lo odio ni un poco.

Extraño aquellos tiempos en los que hablaba de hockey, extraño poner hockey como una etiqueta. Sí, estaba estresada y angustiada, pero angustias de otra índole. Y pensar que pedía historias, y pensar que pedía amor. Ésto no es amor, pero es una historia. Poco interesante, monótona y seguramente sin final, sin ese beso.., pero es lo que me pasa.

Nadie los obliga a continuar leyendo. Lo único que les pido es que entiendan que esta es la historia para mí porque nunca viví una verdadera. Pero les pido disculpas, un poco, si sienten esto excesivamente exagerado, si lo comparan con las apasionantes historias de sus vidas y da pena que ocupe tanta importancia en mi vida... Pero no puedo evitarlo, y si no lo oculto en mi vida cotidiana (porque ni siquiera soy algo inteligente como para saber ocultárselo a Ulises); tampoco voy a ocultarlo en una maldita página de internet.