lunes, 15 de marzo de 2010

Por todos los dioses del Olimpo

Ulises. Así se llama. Parece no tener ningún problema y estar muy acostumbrado. Uli le dicen. Y yo no sé con qué derecho hago comentario si me llamo Vilma. Mi letra va después que la de él en el abecedario. Ya empiezo a soñar.

Lo conocí hace un mes. Él no paraba de buscarme y tirarme onda, mientras que yo lo rechazaba totalmente. Es casi un año más chico, además no me parecía muy lindo. Un día surgió una fiesta en la que tenía que acompañar a mis primas que son también más chicas que yo, y pensé: ya fue, me lo chamuyo, estoy con él en la fiesta, así no me aburro.

Así fue como empezamos a hablar por msn y a tirarnos onda mutuamente. El día ese llegó, yo había decidido estar con él por pura resignación. Pero él no me buscó, no me habló. Se limitó a darme una flor. Terminó y volvíamos todos en colectivo juntos porque íbamos para el mismo lado. Se sentó conmigo y charlamos. Me empezó a gustar, hasta que cuando llegué a casa de mis primas me di cuenta que me encantaba.

Me puse muy contenta. Era un pibe hiper posible y de un segundo a otro me revolvía la cabeza. Cuando nos saludamos él me había dado un beso en el cachete de esos que te da alguien cuando quiere estar con vos, eso me tenía bien. Todo se estaba dando bien.

Nos conectamos en casa de mis primas, yo feliz para que me hable él (porque claramente iba a pasar) y Mechi, mi prima de 13, feliz esperando a que le hable Fede, el que le gusta a ella. Lo de ella con Fede es un caso aparte, él tiene novia y es más grande, y bla. No es el punto.

La cuestión es que Ulises no me habló. Ni ese día, ni al siguiente. Ambos le hablé yo y recibí respuestas muy cortadas de su parte. Así fue como finalmente terminó de novio con una pendeja que por lo que todos dicen, es muy puta (y perdón pero no puede decirse de otra manera, aunque mamá crea que queda mejor decir "es liviana", y no sé por qué).

Como siempre, se me dio vuelta la tortilla. Ahora, aunque ya estoy un poco más calmada, tengo unas ganas inmensas de estar con él. Quiero que deje de gustarme porque aún estando de novio se mandó varias pendejadas conmigo que me hicieron dar cuenta que no estoy como para estar con un nene, pero a la vez, pienso en que tal vez algún día pueda darle un beso (eso quiero, eso anhelo) y la sensación va a ser realmente pura, feliz; voy a sentirme llena.

Igual, nada depende de mí. Cruzo los dedos por que corte con la pendeja, aunque tampoco creo que las cosas vayan a darse. Ulises se cree mil, y aunque sé que es buen pibe y todo, sé que sabe que me tiene atrás y que eso me resta muchos puntos. Y que lo más probable es que cuando esta pendejita salga del mapa, aparezcan otras, muchas más.

Dioses del Olimpo, me están la están haciendo imposible a mí, no a Odiseo. Media pila.