jueves, 1 de abril de 2010

Sentiste a los asuntos pendientes volver hasta volverte muy loco

¿Por qué todo es tan rebuscado? Okey. Yo lo pedí. Puedo releer la entrada anterior y casi reírme al ver que lo que antes pedía ahora lo rechazo brutalmente. O sea, quería que pasen cosas, quería acción, pero no este tipo de acción. No así. No sobre ésto.

Como todos quienes siguen este blog saben, me costó mucho decidir sobre todo el mambo con mis amigas. Estuve una eternidad pensando, sufriendo, llorando. A pesar de tanto hacerme el bocho y tanto analizar y reanalizar, las cosas se fueron dando naturalmente. Las Superflúas estaban tan enojadas que ni quisieron hablarnos, y las Pizzabirrayfaso me esperaron con los brazos abiertos. Hasta ayer a la noche yo ya tenía mi grupo, mis grupos. Porque nunca les conté, pero uno de los problemas con las Pizzabirrayfaso era el tema de que no compartíamos salidas. Y últimamente empecé a salir con amigos de la primaria y algunos de otros lugares con quienes rompemos el noventa y nueve por ciento de las noches. Somos como un rejunte. No cualquier rejunte, El Rejunte.

Entonces me encontraba en un equilibrio, un equilibrio del que me quejaba sin ser consciente de que era tan valioso. Voy a contar el suceso tan insignificante que no me deja respirar con normalidad y poder pensar en nada sin tener algo que me angustie.

Estaba bailando y dándome un par de besos lindos con Alejandro (sí, volví a verlo aunque en un clima de fiesta, cuando termine con ésto les cuento) y me llega un mensaje. Previamente me había llamado un número el cual no llegué a atender, lo llamé desde adentro del boliche, no entendí nada y le dije "mandame un mensaje". Un rato después me llega un mensaje de este mismo número. Decía exactamente: Gorda la que te llamaaba era yo, aldi. Te queria decir que te extraño un monton y que te amo. Quiero que hablemos, te amo. Aldi desde el cel de Valen. Desde ese entonces mi noche dio un vuelco.

Le contesté algo así como que yo también la quiero como siempre y que extraño todo eso. Pero lo que no le dije es que hay muchas cosas que no extraño. Que no extraño los planteos de mierda, las superficialidades, las pendejadas, los enojos innecesarios y pendejos. Estoy muy bien así, había logrado mi equilibrio. Pero ahora que veo ganas de su lado de que todo vuelva, ahora que me dice algo así tan lindo, ahora que sé que si las cosas siguen mal va a ser solamente por mí... No sé si puedo con tanto.

Con Aldi me fui de vacaciones este verano, con Aldi viví más noches que con nadie. Aldi es una persona muy desgastante, agotadora. Es histérica y caprichosa, quiere todo lo mejor siempre para ella. Pero aprendí a quererla. Como a aguantarla. Pasé muchos fines de semana en el country con Aldi. Muchos. Las noches ahí vividas, los sentimientos locos nocturnos que sólo se dan en ese country (lo juro), el amor increíble que ella me bancó con Martín y los llantos en los que le presté mi hombro por su chico, Manu. Esas vivencias pocos pueden entenderlas. Muy pocos.

Pero, aún así, no me imagino otra vez de su mano. Insisto con que estoy tan bien ahora que no veo razón por la que cambiar. Por ahí es otra de esas amistades que "fue lindo mientras fue", pero uno ve imposible que se vuelva a dar. Me duele. Pero todos cambiamos. En éste caso, yo. Ella siguió siendo la misma y yo me cansé de tolerar estar un escalón más abajo. Porque eso siempre pasa con Aldi. Sos menos, obedecés, sos subordinado. Y me cansé, tal vez crecí. O aprendí a hacerme valer. Que debe ser crecer.

Dado por teminado éste tema, que voy a dedicarme a hablarlo con mi mejor amigo, porque definitivamente los hombres son incondicionales y lo que hablás queda ahí, voy a contar de Ale. Lo vi anoche, sabía que él iba y al principio eso me fastidió. Pero al final si no hubiera sido por él no la hubiera pasado tan bien como la pasé. Hablamos bastante, nos reímos y el histeriqueo es el tercero en discordia. No paramos y eso lo hace muy divertido.

Es lindo que además de unos besos eternos también nos damos besitos de esos tiernos, lindos, esos que muchos se darían por amor. Me dice cosas lindas todo el tiempo y puede ser que un poco me asfixie. Nada me viene bien, no me lo digan, lo tengo claro. De todas maneras mientras estoy con él todo está perfecto. Nada me altera. Me susurra cosas hermosas al oído y mi problema es que no sé cómo responderlas, pero de todas maneras algo encuentro.

No para de decirme que ama mi sonrisa y mi simpatía, que soy hermosa, que está harto de las pibitas huecas y vacías y que en mí ve algo diferente. En persona me encanta que me diga todo eso, pero por chat me altera un poco, ya me aburre, se hace monótono. Y yo que encima para chamuyar soy lo peor que pisó la tierra, le contesto siempre lo mismo.

No quiero ya encontrarle el lado negativo. Es la segunda vez que nos vemos, aunque "por casualidad", la paso bien cuando estoy con él, y aunque me queje, es lindo sentirse linda, querida, buscada. Por más que Ale no entienda nada y me diga que me quiere, algo que me descoloca y pone de mal humor porque nos conocemos hace poco y nada.

Seguramente pedía amor y ahora está tocando mi puerta y me estoy quejando. Lo veo negativo, lo veo casi infernal y agobiante. Es que es así, pedís algo y lo tenés. Pero para negativo, para peor. Hola pesimismo. Igual estoy bien, quédense tranquilos.