domingo, 25 de abril de 2010

Re-mando

Ayer, sábado a la noche, me colé en la fiesta de quince una chica que no conozco sólo porque es amiga de Ulises. Me puse lo más linda que pude aunque, obviamente, no llegué a estar conforme. Tenía que estar más. Él ni se imaginaba que yo iba a aparecer. Pero no se mostró muy sorprendido cuando me vio, simplemente noté que entre su grupito de amigos decían muy poco disimuladamente "qué hace ésta acá?".

Las cosas entre nosotros finalmente estaban normales. Hablábamos por msn cuando él se dignaba a hablarme o cuando yo superaba mi orgullo y mi sensación de va a pensar que soy una pesada o se va a dar cuenta de que me gusta y terminaba hablándole, aunque conservando cierta distancia porque eso de que yo había hablado me pesaba un poco.

Male, esa amiga en común que tenemos, en la que Ulises confía mucho pero ella me cuenta absolutamente todo, me contaba que lo que hablaba con él era que estaría conmigo. En síntesis, en el hipotético caso de que nos viéramos en un ambiente que diera, me daría un beso. Y, pensé yo, una fiesta era el mejor lugar.

Le pedí a Male que me tanteé el terreno esa noche. Estaba yo bastante optimista. No sé bien por qué. La vi hablando, me veía las expresiones de ambos. La conversación fue cortísima. O todo era muy malo o excesivamente bueno. Y, en general, las noticias que me traía Malena eran buenas. Llegó y me hizo el signo del pulgar para abajo. Pensé que era joda, no sé por qué.

Le dije que qué onda con Vilma y me dijo que nada, que ni hablan. Le dije si iba a estar con vos y me dijo que no quería. Se me cayó el mundo. Yo soy culpable, yo soy la que sueña sin herramientas. Male me decía todo bien, Vil? y le dije que sí todas las veces, no podía quedar tan pelotuda de angustiarme por un gil que conozco poco, de haberme hecho ilusiones aunque él no me chamuya desde hace muchísimo tiempo.

- Me da bronca, boluda. Una vez que me había decidido a ir y encararlo yo, porque sé que ni en pedo, aunque quisiera, él va a venir, me decís que no quiere estar conmigo.
- Andá y encaralo igual! - me respondió la entusiasta muchachita de pequitas, Malena.
- No puedo. Yo no soy así. Además quedo como una pelotuda...
- A vos siempre importándote cómo quedar.
- Y sí. Porque las cosas van a salir o muy bien o muy mal. Porque si finalmente no me da bola, que es lo más probable por lo que te dijo, se van a cortar esas charlas por msn...
- ¿Y qué mierda significan para vos esas charlas por msn? Además decís que últimamente ni te habla. No seas boluda, no tenés nada que perder.

Obvio, me convenció. Llena de nervios quedamos en que ella iba a subir con él y yo iba a estar arriba, que había como un salón chiquito, e iba a ir donde estaban y empezar a hablarle. Así fue, casi me muero de esa sensación extraña en la panza, pero lo superé. Voy a tratar de reproducirlo lo más objetivamente posible y lo que mi memoria me permite:

Yo: qué onda?
Él: todo bien.
Yo: no te digo ese qué onda.
Él: qué onda qué?
Yo: ya sabés de qué onda te estoy hablando.
Él: ... no sé
Yo: no te hagas el boludo
Él: nada, no sé, boluda...
Yo: bue.
Él: somos amigos.
Yo: no somos amigos. Tratemos de recordar cómo se fueron dando las cosas. Me chamuyabas..-
Él: te chamuyaba hasta que me di cuenta que eras re buena mina y te prefería como amiga.
Yo: no vengas con ese chamuyo, por favor.
Él: te estoy hablando en serio!
Yo: bueno, pero amigos no vamos a ser nunca porque me gustás.
Él: pero, ¿cómo te puedo gustar si me conocés tan poco?
Yo: lo que significa "gustar" es relativo. Quiero estar con vos, ese es el punto.
Él: es que si estamos vamos a dejar de hablar...
Yo: no, tal vez no. Lo que es seguro es que si no estamos vamos a dejar de hablar.
Él: ¿por qué?
Yo: porque no voy a querer hablar más con vos porque no me sirve. No me hace bien.
Él: Dejame pensar un segundo.
Yo: ...
Él: si te doy un beso, ¿te olvidás o te enganchás más? me puse a pensar mucho. ¿Qué quería que le responda? Por un momento pasó por mi cabeza la idea de que él hacía todo eso porque quería que yo no me olvide nunca, porque se percataba de mi histeria. Sin embargo caí a la realidad y creo que quiere, o quería, que me olvide.
Yo: ¿vos qué querés que pase?
Él: decime vos.
Yo: buen, la verdad es que yo sólo quiero ese beso. Después te prometo que te dejo tranquilo.
Él: pero te vas a enganchar más... ahí me percaté de sus intenciones.
Yo: no, de verdad que no.
Él: bueno, dejame pensarlo.
Yo: ok, pero después te corresponde a vos venirme a buscar a mí, okey?
Él: sí.

Nos separamos, volví con mis amigas, me fumé un cigarrillo. Esa sensación extraña en el estómago había desaparecido por completo. Me sentía sumamente feliz, por más que me había dado cuenta que era más posible el no que el sí. Me sentía más suelta, más relajada. No sentía ninguna pelota en el estómago impidiéndome bailar o hablar.

Subió Malena y me dijo que Ulises la agarró en las escaleras y la puteó un poco, y después le dijo "hoy me la como". Sorry, así lo dijo, así me lo contó Male y así lo voy a traducir acá. Me puse feliz. Otra vez estuve en el cielo.

Habrán pasado dos horas u hora y media, y no me vino a hablar. Ya estaba de mal humor otra vez, aunque en éste momento me gustaría volver a esa hora y media de espera a ese gran momento, de sueños, de esperanza. Lo exagero pero prometo que lo siento así, para mí era importante.

En un momento estaba yo arriba parada por ahí y él sentado solo en el sillón. Por ahí soy una pesada o me tomé demasiado en serio eso de ser frontal, pero fui y le dije. ¿Y? ¿Lo pensaste? Me dijo un millón de veces, y no exagero, no sé, me decía que sentía que me estaba usando y yo le dije que en todo caso era al revés porque la que sí quería de verdad ese beso era yo. Me decía cualquier excusa pelotuda, pero nunca se animaba a decir que no cuando yo le decía listo, yo entiendo que eso es no, ahora decime "no, Vilma" en la cara y no te molesto más.

La conversación siguió así, sin sentido, hasta que se empezaron a prender las luces y me dijo hay que ir a brindar. Le di un golpecito irónico en la mano, me levanté del sillón, y bajé la escalera. Esa caminata fue mucho más que una caminata. Con Ulises se terminó. Yo soy casi una mujer y él un pendejo. Yo, que soy mujer, tengo muchos más huevos que él, que no se anima a decir que no.

Papá me dijo: estás contenta por lo que hiciste, no por los resultados. Cierto, es por eso. Pero lo que importa: estoy contenta y conforme conmigo misma. Y además me di cuenta de todo lo que valgo y lo poco que vale él, y de que definitivamente algo mejor me espera por algún lado.

Aunque me muero por ese beso...