sábado, 20 de febrero de 2010

¿Hacerme cargo o estar tranquila?

Estuve pensando mucho si venir y escribir o simplemente seguir mintiendo con que no pasa nada. Si lo escribo, empieza a pasar, empiezo a asumirlo. Dejo de sentirme plena y feliz y mi cabeza empieza a pensar.

Todo venía muy bien, supongo que porque no me puse a pensarlo expresamente o porque cada vez que eso estaba por pasar dispersaba mi mente. Estaba ayudando a papá en el trabajo cuando me dijo: "Vilmu, vos qué querés con el hockey?". No contesté. Terminar la empanada fue una buena excusa, me dio tiempo para pensar. Sin embargo no me sirvió. No tenía respuesta, ni tampoco la tengo. "No sé, no sé", dije con fastidio. "Ese es el problema. Te lo estás tomando muy seriamente y además estás involucrando a otras personas, y por como sos, seguramente pase un tiempo con sacrificio extremo y después te pudras". Me enojó. Me enojé. Conmigo. Lo pensé, era verdad. Estuve entrenando seis veces por semana, y no aspiro a todo. También papá me hizo pensar que estoy involucrando a los que están confiando en mí y no puedo desaparecer de un día para el otro. Seguramente me quede en la categoría segunda, aunque ahora estamos entrenando las dos primeras. Todavía no mejoro mucho, inclusive estuve faltando un par de días por dolor en la pierna y estos días fueron muy buenos. Tal vez necesité descansar, porque pasar de no hacer nada todo el verano a hacer algo todos los días, es bastante. Siempre me dio fiaca ir a entrenar, pero ahora más que siempre.

Papá me dijo otra cosa muy cierta. Que yo todavía tengo al hockey y al resto de mi vida como dos mundos distintos. No los puedo unificar, ir a entrenar para mí es salir a otro mundito un rato y después volver. Me propuso jugar "recreativo". Un nivel pésimo, un nivel en el que no aprendés. Un nivel en el que, conociéndome, iba a terminar sin ir porque no hay nadie que te exija ni un poquito.

Estoy bastante preocupada. Por ahora me duele la pierna y no puedo jugar con fluidez, el lunes voy a ir al médico a ver qué tengo y cuando puedo volver. No quiero fallarle a nadie, ni a Mariano, ni a mis viejos, ni a Candela, ni a Ludmila, ni a mi misma. Tal vez no es cuestión de fallarles si no que no me banco que otra vez, después de todo el entusiasmo que tuve en algún momento, tener que decirles: otra vez desisto.

No tengo ganas de desistir. Quiero seguir con ésto, quiero que cuando nos separemos esté en la segunda categoría y seguir entrenando. Tengo miedo a cuando me digan de jugar los partidos contra otros clubes; no estoy preparada en lo más mínimo. Tal vez esperen a que lo esté, no sé. Me adelanto a todo y no puedo dejar de pensar.

Éso es. Si pensara menos no estaría preocupada ahora. Pero hay algo que me pesa y no lo puedo evitar. No soporto seguir hablando del hockey. Sólo que ésto me tiene preocupada y tengo que bajarlo a palabras para pensarlo yo misma. Obviamente con papá me amigué, como siempre. En la charla hablé con papá y mamá, me dijeron que nunca les hago caso y siempre los ironizo, finalmente me dijeron que no haga lo de siempre (pensar que contestar para hacerlos pensar a ellos en vez de pensar lo que me están diciendo), así que me limité a quedarme callada. Tuve ganas de decirles muchas cosas pero las callé. Ahora está todo bien, trato de hacer las cosas (aunque sea un poco) mejor.

Ayer salí con mis amigos, lo vi a Camilo, no le di bola. No me buscó porque ya le corté el rostro por msn las últimas veces que hablamos. Además les dije a todos sus amigos que me venían a hablar del tema y les dejé en claro que ni a palos. Estaba una chica, rubia de ojos claros, modelo, con la que él está siempre y no estuvo. Dice que no quiere estar más. Estoy segura que en un tiempo voy a volver a estar con él, ya me van a dar ganas, voy a "extrañarlo". Aunque me hace sentir un poco mala todo eso.
Bueno, chau. No quiero pensar más. Estoy malhumorada, no puedo evitarlo. Quisiera poder desenchufar el cerebro por un rato.