miércoles, 17 de marzo de 2010

Cada pieza en su lugar

Y después de días de llanto extremo y una crisis insoportable, ya puedo sentir que estoy en mi lugar (quienes nunca leyeron no van a entender nada, así que les propongo leer ésto y ésto). Las clases empezaron, la rutina ya me está poniendo de mal humor, pero ese no es el punto. Todo se ordenó. De las Superflúas sólo quedan dos en mi curso, lo que hace que seamos cuatro Pizzabirrayfaso. Sí, me estoy incluyendo en ese grupo y no es por nada.

No tengo sus hábitos, pero de todas maneras me siento realmente cómoda con ellas. Con las Superflúas nunca nos juntamos a hablar, aunque teóricamente es algo pendiente. Salvo con Caro E., que sé que no tiene nada que ver, sólo se dejó arrastrar un poco, no me interesa para nada ni discutir ni reconciliarme. Las cosas están frías, podemos compartir una conversación, un chiste, etc., pero para los ojos de cualquiera es obvio que nada es igual. Inclusive ellas ya desistieron de decirnos que vayamos a buscar a Caro B., porque con Ceci nos negamos.

Ceci tiene muchas ganas de discutir, está muy segura de todo y quiere salir victoriosa y con razón. Aunque es muy influenciable y siempre a la hora de discutir termina cansándose, amigándose y dándo la razón, ella cree que las cosas, ésta vez, van a terminar saliendo como quiere. Que Aldi, la más soberbia del grupo, del aula, del colegio, y me animaría a decir de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, va a decirle que tiene razón. Lo que temo y pienso que puede pasar es que Ceci termine amigándose. Aunque dice que ni quiere, ni piensa desistir, ni quiere volver a esa superficialidad (en eso coincidimos con Ce, tenemos la misma visión sobre las Superflúas), pienso que el ser tan influenciable puede jugarle una mala pasada una vez más.

Si ella llega a juntarse con el resto de las Superflúas (Aldi, Caro B. y Caro E), por su puesto voy a ir. Es muy relajante ir a discutir sabiendo que ni te importa arreglarte. Significa que podés decir lo que quieras sin temor a la idea tuya con la que se queden. También podés decir: sí, fui una garca, nunca me importó tu amistad. Pero también está el orgullo, el bendito orgullo que siempre pretende que ganemos en toda situación.

No me importa perder, pienso ir y callarme la boca. Que hable Ceci y apoyarla y hacer que no desista, y hacer presencia. Sea como sea, me siento bien, tranquila, conforme. Las Pizzabirrayfaso son tan simples, pero además son divertidas, graciosas, y muy, muy buenas pibas. Encima, al yo separarme de las Superflúas (y da bronca que la razón sea esa, pero bueno), ya me consideran una más y mi relación con ellas es cada vez más estrecha.

Me invitaron ese sábado a ver una obra al teatro bastante interesante. Ese tipo de cosas nunca haríamos con las Superflúas, es demasiado profundo para ellas, y la verdad, me siento mucho mejor ahora. Por más que de a poco voy encajando, por más de que todavía no soy una más, pero me deja contenta saber que no estoy forzando mi forma de ser, ni estoy dejando de ser yo, ni me está costando ser parte. Después de crisis y después de un momento de calma, parece que la calma ya se instaló y se puso cómoda.

Supongo que no faltará mucho para otra crisis, la espero con los brazos abiertos y los dedos preparados para escribirla. Tenga o no que ver con el tema este, si pizza, birra y faso, o tacos, boliche y maquillaje.