sábado, 8 de mayo de 2010

A lo hecho, pecho

Me gustaría poder hacer una entrada corta porque conté esto a miles de personas y ya estoy harta. Eso hago cuando tengo un problema, lo reproduzco un millón de veces a ver si alguien me tira la solución mágica, cosa que sé que no va a pasar, pero no puedo con mi genio. Es importante que tengan en cuenta que a veces soy muy impulsiva y hago cosas realmente sin pensar, voy a aclarar en qué momento pasó.

Llegaron mamá y papá de tener la primer sesión con mi psicólogo. Siempre me negué rotundamente a que ellos vayan primero, pero son las reglas, me pasa por ser menor. Estaba yo en la cocina, me saludaron con su mejor sonrisa. Me contaron que es muy buen mozo y que además les cayó bien. Me quejé porque hayan ido primero. Les dije que siento que todo lo que yo les cuente, él se los va a contar.
Papá: qué, ¿tenés mucho para ocultarnos?
Vilma: no, pero si le quiero decir que fumo todos los días marihuana se los va a contar... no se impresionen, siempre jodo con eso y nos reímos de eso. Siempre supieron que soy incapaz, lo hago como chiste y así lo toman. Pero esta vez le cambió la cara.
Papá: ...
Vilma: Es joda, pa. Inclusive siempre me sorprendo que les cuento absolutamente todo.
Papá: no estoy seguro.
Vilma: ¿me estás cargando? Siempre lo hablo con mis amigas. A veces veo que ellas ocultan cosas y yo, siempre la posta a ustedes.
Papá: ...
Vilma: lo decís por algo en particular.
Papá: se lo contaste a mamá y no a mí.
Vilma: es lo mismo, sé que todo lo que le cuente a mamá va a ir a vos.
Papá: bueno, el tema es qué fue lo que contaste.
Su cara había cambiado por completo, sin embargo yo ni me imaginaba de qué me estaba hablando.
Papá: si no sabés de qué te estoy hablando, definitivamente nunca te llegó nada de todo lo que te enseñamos. Empecé a imaginarme una cosa... una cosa que le había contado a mamá y como reaccionó de manera despreocupada, la había olvidado. No podía ser eso, por favor, no...
Vilma: en serio no sé de qué me hablás. Mi actitud había cambiado por completo. Jugueteaba con Iara, le agarraba el hocico, ella me mordía sin parar. Sin embargo no le presté nada de atención.
Papá: sabés bien. Vos misma me lo dijiste hace un rato.
Sí. Era eso.
Vilma: papá... lo hice solo una vez.
Papá: ¿y por qué?

Se dio una discusión muy larga que finalizó conmigo llorando y yéndome. Yo le decía que había querido probar, él me decía que qué necesidad, que ahora cómo sabe que yo no voy a ir a hacer otras cosas peores. Le dije que soy una persona consciente, que sé que fumar una vez porro (una pitada además) no significa que me parezca igual de simple inyectarme una vez heroína o aspirar sólo por primera vez cocaína. Que yo le decía que eso no iba a hacer, que confíe en mí. "Me habías dicho lo mismo con la marihuana...", me dijo. Y tenía razón, pero yo tengo, y tenía, la certeza de que jamás voy a hacer otro tipo de cosas.

Al final me dijo "¿viste que ayer vimos La familia de mi novia? bueno, vos estás afuera del círculo de confianza. Y ahora las cosas van a cambiar". Y ahí es cuando me fui llorando para mi cuarto. A hacerme el bocho, a contarle a mis amigos, a maldecir que se me ocurrió decirle a mamá que una vez fumé marihuana (acá es cuando digo que flasheo cosas, que pienso que son re abiertos y al final, para nada. Que me dejen tomar alcohol no significa que no les joda que me haya drogado... es que, lo veo así y digo, ¿cómo se me ocurrió contarlo? Pero, lo hice).

Le mandé un mail, siempre le mando mails cuando peleamos, porque cara a cara me cuesta decirle las cosas, no porque a mí en general me cueste, si no cómo es él. Además logra dar vuelta todo lo que le digo para ganarme, sé que no debería ser GANAR o PERDER pero así se convierte una discusión con él. Fui a abrazarlo a la cocina. A pesar de mi bronca, sentí lástima por él, por la sensación que seguro me invadía el alma. Me imaginé que estaba pensando: yo que la dejé hacer todo, que confié en ella, cómo me equivoqué... Y en todo caso la que se equivocó fui yo.

Pasaron días y nada cambió. Cuando quise salir, salí, a donde quise y bajo las condiciones que quise. Un viernes le pedí a mamá plata y fui a comprar un fernet y un vino. Se quejó, como siempre, pero accedió. Llegué a casa, lo guardé en la heladera, y antes de salir iba a ir a visitar a un amigo. Le pedí a papá que me lleve y accedió. Aunque él supo que tomo alcohol, yo quería adelantarle que iba a abrir la heladera y encontrarse con dos botellas intrusas. Además, después de lo sucedido...

Vilma: fui a comprar algo para tomar recién.
Papá: ...
Vilma: ...
Papá: yo no quiero que tomes más.
Vilma: ¿qué?
Papá: eso.
Vilma: ¿por qué?
Papá: ¿hace falta que te diga?
Vilma: ahora siento que voy a tener que empezar a ocultarles cosas. Siempre eso les funcionó a mis amigas, eso me contaban.
Papá ... sigue manejando ... ¿qué dijiste?
Vilma: que ahora siento que voy a tener que ocultarles cosas.
Dobla en un lugar donde no tenía que doblar.
Papá: vamos para casa.
Vilma: qué?
Papá: que vamos para casa, que hoy no salís ni a la casa de este chico ni después.
La idea de defender mis ideales se corrió, ahora sólo quería salir, salir, salir. Inmadura, pendeja, incoherente, TODO.
Vilma: papá, no quise decir eso, quise decir que yo estaba muy contenta porque podía contarles todo y ahora las cosas iban a cambiar y no quería, de verdad que no quise decir eso, lo que quería decir era que yo era feliz sabiendo que podía contarles todo y a la vez hacer lo que tenía ganas, que hasta mis amigas me decían que qué buena onda que yo podía contarles todo y hacer lo que me gustaba. Sin puntos, sin comas, con lágrimas en los ojos y hablando tan rápido como corría el correcaminos.

Supongo que discutimos un rato, no recuerdo bien. Al final me llevó a lo de mi amigo, y me dijo que si se llegaba a enterar que yo tomaba alcohol no salía hasta que cumpliera 18 años.

Cómo había cambiado todo rotundamente era difícil de creer. Mis amigas no lo creían, me decían que les parecía super injusto que yo, la siempre más correcta, la más responsable, la que siempre tenía en la cabeza lo que le enseñaban sus papás, estuviera pasando por esto. Yo tampoco podía creerlo.

Salí esa noche y la siguiente. Qué es lo que terminé haciendo, no importa. Pero hablé con Vale, la hermana de papá, mi tía, que siempre consuela. Hablamos muchísimo, le conté todo y logré sentirme tranquila conmigo misma y con mis hechos. Ahora tengo una piedra menos en el zapato. Le pongo el pecho a la bala y me banco las consecuencias. Sólo quiero volver a entrar en ese círculo de confianza. Qué lindo se sentía estar adentro, y pensar que casi no llegaba a valorarlo. Y no quiero entrar sólo para poder tomar alcohol... al fin y al cabo uno siempre hace lo que quiere. Quiero volver a entrar porque de verdad extraño esa sensación de que estoy haciendo las cosas bien, que estoy bien encaminada y mis papás lo saben.

Extraño que confíes en mí, pa.

5 comentarios:

  1. Son esas cosas que te llevan de estar todo genial a todo como el orto. Algo similar me pasó ayer. Aunque la diferencia con mis padres es que yo no les cuento nada, y de ahí sale el problema. Mi papá ni participa en mi vida y cuando le tengo que pedir permiso para salir (como ayer) me hace un interrogatorio a dónde, con quién, por qué, cómo, por qué el chico hace una fiesta (¡!), etc. Con mi mamá en cambio estoy tan adentro del círculo de confianza que le digo ' ma, salgo ' y la respuesta de mi mamá es ' a que hora volvés? '.
    Igual está como desilucionado con vos, dudo que haya perdido la confianza, cuando se le pase, va a volver a ser todo como antes, porque vos (seguro) le vas a demostrar que fue una boludez y que seguís siendo digna de confiar.
    Suerte con todo

    ResponderEliminar
  2. Me pasó algo parecido en mi época adolescente, en la que le contaba todo siempre a mi mamá. Mis amigas siempre les mentían a sus padres por cualquier cosa: salidas, encuentros con chicos, costumbres, etc. Yo en cambio, era de las que cada vez que me gustaba un chico iba corriendo a contarle a mi abuela, y si tenía una salida, en seguida nos alegrábamos las dos. Si quería ir a X lugar, siempre pedía permiso con la verdad, y si a veces no me dejaban, al principio me enojaba, pero después entendía y ahora que pasó el tiempo me doy cuenta que tampoco me perdí de grandes cosas.
    Eso si, hubo momentos y pequeñas cosas, con las que me vi enfrentada a "ocultar" cosas a la fuerza. A veces me salían bien, pero otras era descubierta, y ante el reto, era la primera en saltar diciendo "yo siempre te digo toda la verdad, ahora voy a tener que empezar a mentir"...asique te re entiendo. Con el tiempo mi vieja se fue dando cuenta que hizo un buen trabajo, porque jamás flaquié o cambié mi buen rumbo, y ante las situaciones confusas supe manejarme con entereza. A medida que la vida me fue poniendo a prueba, fui convenciendo a mi familia que pude y voy a poder, y que ellos pueden confiar en mi. Hoy aprendieron que crecí, que ya soyuna mujer que toma sus decisiones, y saben que no es tan necesario ese "control" porque soy una persona que sabe tomar buenas decisiones (aunque a veces necesite de sus consejos). Asique queridísima Vilma, no desespereis, que la vida misma te va a ir dando oportunidades para demostrarle a tu viejo que no sos una descarriada, y que puede dormir tranquilo y sin frazada porque no le vas a dar ningún disgusto. Eso si, permitiles que te reten y te aconsejen aun con esas cosas que parecen redudantes...eso los deja tranquilos ;)

    ResponderEliminar
  3. Uyyy... lei el principio y se ve myu largo y complejo
    siendo q son las 1:50 am, y yo me levanto a las 6:40 para ir a la facu, mejor te leo todo mañana y opino bien a conciencia

    Lindos dias tengas
    Au revoir

    ResponderEliminar
  4. "Hay tanto que decir, y lo quiero decir todo al mismo tiempo..."
    "...El sólo hablarlo tiene sentido, pero hay que saber a quien elegir/ si cuidado de no decir, lo que algunos no quieren oír..."
    "es difícil encontrar oídos, o más bien mentes abiertas a escuchar..."
    "Tal vez aprenda a callar y me quede con la verdad/ pero si de nada sirven las palabras ¿entonces para qué aprendí a hablar?..."
    SÓLO LO QUIERO DECIR
    CECILIA PELLICER

    A veces hay que buscar el momento propicio para que la persona se vuelva un receptor adecuado. Hay circunstancias que debemos sopesar, pueden tornar prejuicioso a nuestro interlocutor, no obstante, sé que nuestros padres (por experiencia propia) serán quienes estén más solidariamente con nosotros y atentos a nuestras palabras

    Beso, niña Vilma!

    ResponderEliminar
  5. El susto y casi seguro pensamiento exagerado de tener uan hija adicta a la droga.
    Reaccion normal la de tu viejo opino yo.
    "si fumo una vez, vaa volver a hacerlo"
    Noche - alcohol - descontrol de la juventud - droga.
    Lo que la tele mete en la cabeza, hay q darse cuenta de que no es tan asi.
    Digo, no te conviertas en eso que la tele dice tampoco.
    Es como un tema importante el de haber fumado, para los viejos digo, y el hecho de que tu papa no se entero de boca tuya lo molesto.

    Vos hace las cosas como las queres hacer, creo q lei que las queres hacer bien.
    Mostrale a tu viejo que te podes autocontrolar, que sabes hasta donde se puede llegar.

    Bien sabes como actuar, ¿no?
    eso me parece =)


    Saludos y buena vibra
    Au revoir

    ResponderEliminar